Vida digna para todos

Evangelio según Juan 11, 1-45 | Al llegar Jesús, encontró que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Jesús entonces, al ver que lloraba ella y que lloraban los judíos que la acompañaban, se reprimió con una sacudida y preguntó:

-¿Dónde lo habéis puesto?
Le contestaron:
-Ven a verlo, Señor.
A Jesús se le saltaron las lágrimas. Los judíos comentaban:
-¡Mirad cuánto lo quería!
En cambio, algunos de ellos dijeron:
-¿Y éste, que le abrió los ojos al ciego, no podía hacer también que este otro no muriese?
Jesús entonces, reprimiéndose de nuevo, se dirigió al sepulcro. Era una cueva y una losa estaba puesta en la entrada.

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