9 de Junio de 2024
Evangelio según MARCOS 3, 20-35

Fue a casa, y se reunió de nuevo tal multitud que ellos no podían ni comer. Al enterarse los suyos se pusieron en camino para echarle mano, pues decían que había perdido el juicio.

Los letrados que habían bajado de Jerusalén iban diciendo:

«Tiene dentro a Belcebú.»

Y también:

«Expulsa los demonios con poder del jefe de los demo­nios.»

Él los convocó y, usando analogías, les dijo:

—¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino se divide internamente, ese reino no puede seguir en pie; y si una familia se divide internamente, no podrá esa familia seguir en pie. Entonces, si Satanás se ha levantado contra sí mismo y se ha dividido, no puede tenerse en pie, le ha llega­do su fin.

Pero no, nadie puede meterse en la casa del fuerte y saquear sus bienes si primero no ata al fuerte; entonces podrá saquear su casa.

Os aseguro que todo se perdonará a los hombres, las ofensas y, en particular, los insultos, por muchos que sean; pero quien insulte al Espíritu Santo no tiene perdón jamás; no, es reo de una ofensa definitiva.

Es que iban diciendo:

«Tiene dentro un espíritu inmundo.»

Llegó su madre con sus hermanos y, quedándose fuera, lo mandaron llamar. Una multitud estaba sentada en torno a él. Le dijeron:

«Mira, tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera. Él les replicó: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?»

Y, paseando la mirada por los que estaban sentados en corro en torno a él, añadió:

«He aquí mi madre y mis hermanos. Quienquiera que lleve a efecto el designio de Dios, ése es hermano mío y her­mana y madre.»Se necesita una buena dosis de lucidez y coraje para ser dife­rente

No son pocas las personas que se sienten hoy indefensas ante los ataques que sufren desde fuera y ante el vacío que las invade desde dentro. La sociedad moderna tiene tal poder sobre los individuos que termina por someter a muchos, apartándolos de lo esencial e impidiéndoles cultivar lo mejor de sí mismos. Atrapadas por lo in­mediato de cada día, muchas personas viven demasiado agitadas, demasiado aturdidas por fuera y demasiado solas por dentro como para poder detenerse a meditar sobre su vida e intentar la aventura de ser más humanas.

La publicidad masiva, el afán consumista, los modelos de vida y las modas dominantes imponen su dictadura sobre las costumbres y las conciencias, enmascarando su tiranía con promesas de bien­estar. No es fácil rebelarse contra esta forma de entender y vivir la vida; se necesita una buena dosis de lucidez y coraje para ser dife­rente. Las personas terminan casi siempre renunciando a vivir algo más original, noble o profundo. Sin proyecto de vida y sin más ideales, los individuos se conforman con «vivir bien» y «sentirse seguros». Eso es todo.

Para reaccionar ante esta situación, el ser humano necesita aden­trarse en su propio misterio, escuchar su vocación más honda, in­tuir la mentira de este estilo de vida y descubrir otros caminos para ser más humano .

El evangelio de Juan llama al Espíritu Santo con el término de «defensor», el que ayuda siempre y en cualquier circunstancia, el que da paz y libertad interior, el «Espíritu de la verdad», que man­tiene vivo en el creyente el espíritu, el mensaje y el estilo de vida del mismo Jesús.

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