Tenemos una llamada

15 de Octubre de 2023

Evangelio según MATEO 22, 1-14

De nuevo tomó Jesús la palabra y les habló en parábolas:

-Se  parece  el  Reinado  de  Dios  a  un  rey  que celebraba   la   boda   de   su   hijo.   Envió   a   sus criados   para   avisar   a   los   que   ya   estaban convidados  a  la  boda,  pero  estos  no  quisieron acudir.  Volvió  a  enviar  criados,  encargándoles que les dijeran:

«Tengo preparado el banquete, he matado los terneros  y  los  cebones  y  todo  está  a  punto. Venid a la boda».

Pero los convidados no hicieron caso: uno se marchó  a  su  finca,  otro  a  sus  negocios;  los demás   echaron   mano   a   los   criados   y   los maltrataron hasta matarlos.

El  rey  montó  en  cólera  y  envió  tropas  que acabaron  con  aquellos  asesinos  y  prendieron fuego a su ciudad. Luego dijo a sus criados:

«La boda está preparada, pero los que estaban convidados  no  se  lo  merecían.  Id  ahora  a  las salidas   de   los   caminos,   y   a   todos   los   que encontréis invitadlos a la boda».

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala   del   banquete   se   llenó   de   comensales.

Cuando  entró  el  rey  a  ver  a  los  comensales, reparó en uno que no iba vestido de fiesta, y le dijo:

«Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?».

El otro no despegó los labios. Entonces el rey dijo a los sirvientes:

«Atadlo de pies y  manos y arrojadlo fuera,  a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Porque hay más llamados que escogidos.

El  banquete  de  bodas  es símbolo del Proyecto de Dios Padre

Los   primeros   invitados  rechazaron  la   invitación, pero  no  por  eso  la  fiesta  se  iba  a  suspender. Más aún, todos son invitados a participar del banquete: buenos  y  malos. No  se  les  pide  ningún  certificado de  buena  conducta,  pero  uno  de  los  invitados  se presenta al banquete sin traje de fiesta y le dice el rey:  «Amigo,  ¿cómo  has  entrado  aquí  sin  traje  de fiesta?».  Esta  escena  final  nos  choca,  nos  parece extraño que sea expulsado de la fiesta por no llevar traje de bodas, dado que han sido invitados todos sin  excepción.  Por  eso,  algunos  expertos  afirman que  se  trata  de  una  breve  parábola  añadida  por exigencia  de actualidad, para disipar equívocos en la comunidad cristiana. No es suficiente con haber aceptado la invitación; es preciso llevar el traje de fiesta,  que,  en  el  contexto  de  Mateo,  simboliza  el nuevo  modo  de  vivir;  que  ponga  en  práctica  las enseñanzas  de  Jesús.  El  banquete  de  bodas  es símbolo del Proyecto de Dios Padre: que el mundo llegue a ser una fiesta de bodas, en la que todos sin excepción  puedan  sentarse  a  la  mesa  con  igual dignidad  de  hijos  y  de  hermanos.  Pero  no  todos están  dispuestos  a  llevar  a  cabo  esta  tarea,  no todos quieren participar en esta fiesta. Quizá creen que   si   se   multiplica   el   número   de   hombres   y mujeres    que    son    felices,    puede    mermar    su bienestar. Son los que han construido o buscado su felicidad a espaldas y a costa de la mayoría.

 

LA LÓGICA DE LA FE

Acostumbrado a pagar por todo pregunté ¿cuánto me cuesta? Poco dado a las invitaciones repliqué ¿qué esperas de mí? Convencido de que todo se hace por un interés me envalentoné y dije: ¿qué vas a ganar conmigo? No entiendes me respondiste. El regalo soy yo. Lo que esperas es el Reino. La fe es gratis. Creer es una suerte. El evangelio, una alegría. Estás invitado, ¿vienes conmigo?

Pedro Fraile

Dios nos invita a invitar

La  mejor  prueba  de  que  no  he  aceptado  la invitación  de  Dios,  es  que  no  soy  capaz  de invitar a los que aún no participan. Mientras haya una sola persona que no come, el banquete del Reino estará incompleto.

Fray Marcos

 

 

La  minoría  más  pequeña  del  mundo  es  el individuo.  Aquellos  que  niegan  los  derechos individuales  no  pueden  pretender  además ser defensores de las minorías.

Ayn Rand

Venid, venid todos, venid a la fiesta.

No os quedéis fuera mirando con tristeza.

Salid a las calles, invitad sin miedo

a ciegos, sordos, cojos, presos, pobres;

del Sur y del Norte, ciudadanos y extranjeros,

de toda raza y color, oficio y clase…

Venid todos al encuentro del Señor.

Amasemos todos, en la artesa, con las manos,

y veamos con alegría cómo crece el pan.

Cozámoslo en el horno del amor.

Venid todos a participar en la fiesta de la vida.

Es el Señor quien nos invita.

FLORENTINO ULIBARRI

COMENSALÍA ABIERTA

Jesús ha entendido el reino como una mesa en donde toda persona tiene reservado un puesto, más allá de sus  debilidades.  El  derecho  al  banquete  de  la  vida viene dado por el simple hecho creacional: si hemos sido creados, todos tenemos derecho a vivir. Por eso, acoger  en la mesa, que es  como  abrir  el  corazón,  es una exigencia de la fe en el amor del Padre que nos crea.  Cerrar  las  entrañas  al  distinto  es  uno  de  los grandes   pecados   que   la   fe   no   debería   en   modo alguno tolerar.

 

 

PARA REFLEXIONAR

Dios nos invita a participar en la construcción de una sociedad nueva:

-¿Cómo es nuestra respuesta?

-¿Ponemos excusas o nos fiamos de Él?

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