La ceguera

Evangelio según Juan 9, 1-41 |  Al pasar vio Jesús un hombre ciego de nacimiento. Escupió en tierra, hizo barro con la saliva, le untó su barro en los ojos y le dijo: -Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa «Enviado»).

Fue, se lavó y volvió con vista. Los vecinos y los que antes solían verlo, porque era mendigo, preguntaban:
-¿No es éste el que estaba sentado y mendigaba? Unos decían: El mismo.Otros, en cambio: No, pero se le parece. Él afirmaba: Soy yo. Llevaron a los fariseos al que había sido ciego. El día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos era día de precepto. Los fariseos, a su vez, le preguntaron también cómo había llegado a ver.

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