Domingo 22 de Diciembre de 2024
Evangelio según LUCAS 1, 39-45

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
―¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Un Dios amigo de mujeres, niños y desdichados

Hay quienes definen el momento actual como el «eclipse de Dios». Otros, enojados ante la injusticia del mundo, niegan su existencia; algunos «se apuntan» a otras religiones de dioses más actuales y cómodos; los hay que acusan a los creyentes de no saber transmitir dente… y puede parecer que tampoco sea necesario.

Hay una realidad que no podemos negar: la existencia de multitud de marginados. Las víctimas son demasiado evidentes. La técnica, los avances y la riqueza no han hecho disminuir los porcentajes de personas en riesgo de exclusión. Hombres y mujeres que padecen la injusticia del hambre, que sufren la violencia, que pierden el trabajo y la esperanza, que fracasan en su pro-yecto de vida, que cargan con la enfermedad… son los favoritos de Dios. Los más desdichados, los más pequeños, los más desconocidos. Entre ellos descubriremos a Dios con más facilidad. Los «nadies» del mundo son los favoritos de Dios.

Quien se aproxima al que sufre está abriendo su vida a Dios. Quien abre su vida a Dios se aproximará a quienes padecen necesidad. María es el icono de vinculación entre Dios y los necesitados del mundo.

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