Vivir con nuestros muertos
El título de este artículo no es mío; es de un espléndido libro escrito por la rabina francesa Delphine Horvilleur sobre la pérdida de los seres queridos y la inseparabilidad de la vida y la muerte en la existencia humana. Junto con otro titulado A la salud de los muertos, Relatos de quienes quedan de la antropóloga Vinciane Despret, son los libros -sin contar el Evangelio-, que más me han ayudado a integrar en mi propia vida el misterio, el dolor y la esperanza de la muerte, casi siempre inoportuna.
Este noviembre, “mes de los muertos”, quiero escribir sobre ello. He tenido la suerte de que las personas queridas que he acompañado a vivir hasta el fin han sido personas que pudieron vivir y morir con dignidad, conscientes del trance que atravesaban, y despedirse de la vida con pasión, con amor y con una inmensa resiliencia y esperanza, pese al dolor y el misterio que las atravesaba. Se puede vivir y morir de muchas maneras y yo he tenido la suerte de ser testigo de esta forma de hacerlo.