Joaquín Sánchez
15/08/2024
De nuevo en Mozambique y ya he perdido el número de veces que hemos estado por este país compartiendo un trozo de vida, fundamentalmente en la Ilha y Lumbo, en un país, como tantos otros africanos, donde la ternura, el dolor, la hospitalidad, la pobreza, la solidaridad, la explotación, la corrupción, la violencia y los esfuerzos por la paz convergen. Te enamoras de África porque tiene algo especial y te atrapa “por su sonrisa, su agradecimiento, su amabilidad y su amistad”.
Es un país siempre en el camino porque tienen que ir a los pozos de agua que están a kilómetros cada cierto tiempo. Te llama la atención esas mujeres con cubos de veinte litros, a veces más, que llevan sobre sus cabezas, erguidas y como si no llevaran nada. Ves en las carreteras a muchos estudiantes que tienen que hacer kilómetros de ida y kilómetros de vuelta para ir a sus respectivos centros educativos. Gente que se desplaza de una población a otra. Un país siempre en el camino.
Hemos estado colaborando en un comedor llamado “Mamá Teresa Ramos” en honor de una gran persona que falleció en este país, que atiende a más de doscientos niños y niñas, que recibe al mediodía una comida en condiciones y se les motiva para que vayan a las escuelas. Es un comedor apoyado fundamentalmente por las Comunidades Cristianas de Base de Murcia, socios y donaciones.
Ver texto completo