Vivimos en un mundo en donde los bulos, fake news, noticias falsas están a la orden del día. Hoy es muy fácil ser engañado y manipulado. La sensación de estar desbordados ante tanta información digital lleva a muchos al nihilismo, a no creer en nada y en nadie. Se utiliza descaradamente la mentira, que es un indicador de la decadencia de valores éticos y morales en la sociedad, sobre todo en los que detentan el poder.
Apenas hay referentes éticos y espirituales que inspiren los medios de comunicación. Los partidos son endémicamente corruptos, cada vez son menos creíbles, en palabras del filósofo murciano Alejandro Moreno. Siento que hay un vacío moral y espiritual y una ausencia de utopías esperanzadoras.
Este fenómeno genera en multitud de personas una profunda confusión y desorientación. Existen intereses en distorsionar deliberadamente la realidad para manipular creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública. Cuando el poder controla las redes sociales, se tergiversa la verdad y ésta deja de ser un valor humano. Todos sabemos que una mentira dicha mil veces es asimilada como verdad.
Se llama derecho a lo que es genocidio. Se dice: “Israel tiene derecho a defenderse” cuando en realidad lleva 75 años asesinando palestinos e invadiendo sus territorios. Asimismo, se califica de antisemitismo toda crítica al genocidio y crímenes de guerra que comete Netanyahu tanto en Gaza como en Cisjordania con el apoyo del gobierno de Estados Unidos y el cobarde silencio de la Unión Europea.