Las Comunidades Cristianas de Base de la Región de Murcia hemos celebrado, en Campello, durante los días 17 al 22 de Agosto, nuestra habitual convivencia de verano.
Nuestras reflexiones han girado en torno al tema:” El cambio climático: llamada a discernir y actuar”. Hemos contado con la presencia y participación de José Arregi, que nos ha ido ilustrando en sus charlas y planteándonos cuestiones y preguntas de fondo, partiendo de algunos textos de la encíclica “Laudato sí”.
- CONVIVENCIA VERANO 2025
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Se ha constatado que es preciso buscar las claves de una situación de alarma: el grito de la tierra y el grito de los pobres, y su trasfondo sistémico, como síntoma, efecto y causa a la vez. No es un problema meramente geológico, ni exclusivamente humano.
Se ha insistido en la necesidad de una mirada y una comprensión holística de la realidad universal. El cambio climático es un reto ético, místico, político, filosófico, teológico, espiritual…. Lo que nos lleva a plantearnos qué lugar ocupamos los seres humanos en la construcción o destrucción. En comunión con todo lo que existe, sin erigirnos en dueños y señores de toda la creación.
Procuremos dejarnos inspirar por la fraternidad-sororidad universal y compasiva de Jesús de Nazaret para corregir el rumbo de la humanidad global.
Vemos que es preciso una nueva política, una nueva economía, una nueva cultura, buscando un equilibrio. El cambio climático nos provoca interrogantes, retos y llamadas. Requiere una espiritualidad integral, ecológica, que englobe todas las dimensiones que nos constituyen como humanos.
Hemos de tener en cuenta nuestra responsabilidad, personal y grupal, dejándonos impulsar por lo que nos inspira, el aliento que nos anima; conciliando lo personal con lo político. Que el ego se sienta a la vez “nosotros”.
Atenderemos las propuestas presentadas por las Iglesias del Sur al papa León XIV, una llamada a la “casa común” y a la justicia climática.
Todas estas reflexiones, así como las puestas en común y la participación de todos, creemos que han sido de gran riqueza. Las hemos alternado con ratos de oración reposada, momentos festivos y concluido con una celebración participativa.
Todo en un clima fraterno y grato.